Capítulo 21. Las luces en su piel.

Dominic Ivankov

El aire dentro del almacén se sentía pesado, cargado de sombras y secretos; el silencio solo era interrumpido por su respiración, pausada, temblorosa.

La miré de reojo.

Trina se había quedado dormida a mi lado.

Su cuerpo, que antes temblaba de miedo, ahora se acomodaba con una na...