Capítulo 40. La persecución.

Elizaveta

Asentí nerviosa. Él me soltó casi haciéndome caer y sin emitir ninguna otra palabra, comencé a descender por la escalera oxidada, adentrándome en la oscuridad que parecía querer tragarme entera.

—Maldit4 sea —murmuró Dante, claramente impresionado a pesar de sí mismo.

—Vamos —dijo I...