56.- El Corazón que Ya No Duda.

—Lo sé —susurró, con la voz baja, cargada de cariño—. Pero cada parte de ti merece ser amada así… como si llevaras algo sagrado. Porque tú ya lo eres para mí.

El vestido terminó de cubrir su silueta, y Lucius dejó un último beso sobre el corazón invisible que latía bajo la tela. Luego se alejó un p...

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