Encontrado

El sonido de los gritos llenó mis oídos, múltiples voces discutiendo que se hacían más fuertes, sacudiéndome para despertarme. —¡Nos importa un carajo el decoro, Sebastian! ¿Dónde diablos está ella?!

Me froté la cara con las manos mientras me sentaba y la puerta se abría de golpe. —Les dije, comple...

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