Capítulo 74

—Mueve. La maldita cómoda. Ahora—gruñí, ¿por qué la habría puesto ahí?

Lo escuché levantarse de un salto y empezar a correr, pero a mitad de camino se detuvo, como si estuviera luchando consigo mismo.

—¡Kaden!—grité mientras empujaba la puerta, tratando de mover la cómoda.

—¿Qué?—susurró con voz ...

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