Capítulo 68

CAPÍTULO 68

ZENEVIEVA

Se fue.

Y mi lobo no ha dejado de aullar, gemir y lamentarse de dolor por su ausencia. ¡Dios mío! ¿Cómo pudo simplemente poner mi vida patas arriba en un abrir y cerrar de ojos y hacerme desear una fantasía que nunca tendría? ¡No es justo!

Quiero ir con él desesperadamente,...

Inicia sesión y continúa leyendo