Capítulo 19 La puerta de oro

No había cielo, ni suelo, ni horizonte. Solo un vacío dorado que respiraba. La luz parecía viva, moviéndose como si obedeciera a una melodía que solo el tiempo podía oír. En medio de ese resplandor, una puerta flotaba suspendida. Alta, imponente, sin cerradura visible, con símbolos que se movían ...

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