Capítulo 31 Donde duerme la sombra

Elara caminó por un cielo sin horizonte.

A su paso, las estrellas caídas se disolvían en polvo dorado, y el eco de antiguos mundos la seguía, como si la recordaran aún siendo la diosa que los soñó.

El aire era denso, cargado de memorias.

Cada respiración le devolvía una imagen: los ojos de Lunara...

Inicia sesión y continúa leyendo