Capítulo 33 El eco del corazón

El amanecer se extendía sobre la colina como una herida dorada.

Elara permaneció inmóvil, observando cómo la figura avanzaba entre la bruma.

El aire parecía contener la respiración, y el viento se arremolinaba a su alrededor, como si el mundo mismo esperara el siguiente latido.

El sonido de los p...

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