Capítulo 125: La firma

El auto avanzaba en silencio por la autopista. Desde la ventana, las luces de la ciudad parecían desdibujarse, perdiendo su forma contra el atardecer gris. Alain conducía con una tranquilidad que me desconcertaba; sus manos se movían en el volante con precisión, sin un gesto de nerviosismo. Sofía, s...

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