Capítulo treinta y cinco.

Un testimonio inesperado.

Daniel, al despertar, se dio cuenta de que Leticia no estaba. Una punzada de miedo lo invadió. ¿Se había ido? ¿Había huido? El recuerdo del temblor de la noche anterior lo golpeó como una ola fría. Se levantó de la cama, la buscó en la sala, en la cocina. La angustia s...

Inicia sesión y continúa leyendo