Capítulo sesenta.

El regalo de Daniel.

La mañana siguiente amaneció con un brillo especial. La luz que se colaba por las cortinas de la habitación no era la misma de siempre. Era una luz suave, casi mágica, que caía sobre el rostro de Leticia mientras dormía plácidamente en el abrazo de Daniel. Despertó con un s...

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