Capítulo sesenta y tres.

Una noche para dos.

La noche cayó con una promesa de paz y tranquilidad. El sonido de la risa de Dottie se alejó con la camioneta de la mamá de su amiguita, dejando la casa en un silencio que no se sentía vacío, sino lleno de una anticipación dulce y electrizante. Por primera vez en mucho t...

Inicia sesión y continúa leyendo