Capítulo 30: el retorno de la luna de sangre

El aire de la mansión se sentía más ligero, la tensión de la confrontación se había disipado como la niebla de la mañana. La manada, antes dividida por el miedo, ahora se unía en la celebración. Las risas resonaban en los pasillos, y los aullidos, que antes eran de dolor, ahora eran de alegría. Y...

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