Capítulo 35: el alma del lobo y la luna de luz

La brisa helada de la noche se detuvo, como si el mundo contuviera el aliento. Caleb, con su sonrisa de triunfo, y Leo, con sus ojos de hielo, me miraban. Un ejército de lobos de ojos rojos, el reflejo de la ambición y el odio, se alzaba a sus espaldas. A mi lado, el miedo de la manada se sentía ...

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