Capítulo veintiuno

—Por favor, espera.

Me detengo y me doy la vuelta. Tal vez no esperaba que mi actitud fuera tan firme, tal vez el ego de un hombre imagina que debe insistir, que debe ser dramático en cada detalle. Pero no, me quedé allí, mirando su rostro con una expresión decidida, queriendo escuchar lo que tenía...

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