Capítulo cuarenta y cinco

Mi cuerpo se retuerce en esta posición, mis piernas dobladas de manera incómoda hacia él. Mis pechos se frotan contra el colchón, puedo sentir los pezones duros suplicando por algo de atención, alguna estimulación, que les es cruelmente negada. Mi cuerpo duele por los efectos del deseo perverso que ...

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