Capítulo cuarenta y siete

—Trato de no imaginar el final de todo esto—. Mi voz sale calmada, cansada, mis dedos trazando el pecho del cuerpo sobre el que estoy acostada. Susurro mi confesión contra su piel, tan sincera que siento el dolor de esas palabras como si se hubieran vuelto reales al salir de mis labios.

Mads encend...

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