Capítulo cincuenta y cinco

La imagen de sus manos en sus hombros se quedó grabada en mi mente. Me dije a mí misma que podría soportarlo, que me quedaría allí hasta el final de la noche, pero no era lo suficientemente indiferente como para ver esa escena. La ira se apoderó de mí, llena de espinas, los celos me consumieron, y u...

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