Capítulo 8

Megan soltó un ligero gemido sobre sus labios cuando el agarre en su cintura se hizo un poco más fuerte, había sido más el tacto lo que la hizo reaccionar, en como la estaba tomando tan posesivo y dominante, estaba loca en verdad, como podía gustarle que la tratara de esa forma, entonces puso más atención en Marco y sus ojos se oscurecieron de una forma que no pudo descifrar, no fue realmente consciente de lo que había hecho con el, pero que la soltara era lo que buscaba y así fue.

—La empresa de tu padre puede tener una gran repercusión si te empecinas a desobedecer. —Megan lo miró seria y sus ojos se endurecieron más ¿a caso la estaba amenazando? Conociéndolo era casi un buen gesto de su parte que al menos le advitiera de lo que sería capaz de hacer si lo seguía desobedeciendo, hasta ese punto había llegado su soberbia. Era un hijo de puta, eso ya lo tenía claro. Se forcejeó con más fuerza soltándose por completo, ya que las manos de Marco aún sostenían sus muñecas. Megan no dijo nada al respecto, no creía que pudiera dialogar con una persona como el, era lo que el quería o no había más, era mejor ignorarlo, era su mejor arma ante el, fue así que Marco apretó su mandíbula conteniendo su enojo.

¿Por qué tenía que ser tan complicada? Se preguntaba una y otra vez. El azabache dio media vuelta y decidió dejar a sola, esperando que hubiera entendido la importancia de la cena.

La rubia maldijo, se quedó unos minutos sentada sobre la cama, pensando en la petición de Marco, mirando de reojo el vestido hermoso que estaba sobre su cama, junto a esas zapatillas de santin que le continuaban a la perfección, al final hizo lo que le pidió, tenia que pensar con la cabeza fría, y sobre todo tenía que pensar en la empresas de su padre. A regañadientes se vistió y se arregló para la cena. Nada exagerado, no era como si quisiera lucirse demasiado, solo era una tonta y aburrida cena, imaginaba que cuidaría algún socio o cliente de Marco, pero realmente le daba exactamente lo mismo. Un par de horas después ya se encontraba bajando las escaleras, se veía hermosa con el vestido que acentuaba cada una de sus curvas, tenía que admitir que su esposo tenía buen gusto. La luz tenue de la sala y su majestuosa presencia la hacían destacar más que cualquiera en ese lugar. Sonrió con amabilidad al encontrarse con la mirada atenta de dos desconocidos, pero esa misma sonrisa se desvaneció cuando su mirada recayo en los ojos penetrantes de Marco, el también estaba vestido para la ocasión, un esmoquin de color azul rey que resaltaba sus muy bien sus facciones, elegante gritaba todo en el, este la tomó de la mano y la abrazo de la cintura guiándola hasta la pareja presente. Megan frunció el ceño cuando no vio a nadie más en la sala que solo la pareja mayor que le estaba sonriendo, ¿había hecho que se pusiera un hermoso vestido de noche para que solo dos personas la miraran? Era mucho más que extraño, a no ser que el aludido fuera una persona muy importante para Marco.

—Sonríe, estas personas esperan que estés locamente enamorada de mí —Marco le susurró con una gran sonrisa falsa. Lo sabía, solo era un bonito

arreglo para su colección. Megan trató de objetar, esto era el colmo, pero Marco la calló tomándola con más fuerza para que no hiciera nada que pudiera echar a perder sus planes. Esperaba que por una vez en su vida le hiciera caso y le siguiera la corriente.

—¡Megan D‘monte! —La saludo un hombre mayor con anteojos, mientras le sonreía reluciente. Megan sonrió, no sabía que otra cosa hacer—. No sabes lo mucho que tu esposo nos ha hablado de ti. —Megan miró desconcertada a Marco, curiosa de lo que esa frase significaba. ¿A caso hablaba de ella con alguien más? ¿Que cosas había dicho de ella?—. No lo mires así. —Río el señor Pride al ver el rostro expectante de Megan hacia su marido—. Solo maravillas han salido de su boca ¿verdad corazón? —dijo tomando la mano de su esposa, quien también sonreía complacida por la pareja. Megan decidió seguir el juego, tenía curiosidad hasta donde podría llegar.

—Porque no pasamos a la mesa —comentó Marco desviando un poco el tema. Caminó hacia el comedor de la mano de su esposa, donde se encontraba la cena lista para degustar, rezaba para que Megan no fuera hacer nada imprudente.

Todos tomaron asiento y mientras D’monte hablaba con el señor Pride de la bolsa de valores algo realmente irrelevante y aburrido, Megan solo quería que todo este show terminara para irse a su habitación y encerrarse en ella. Estaba nerviosa, ya que no sabía que más hacer, jamás fue buena para aparentar algo que no era.

—Marco nos habló de sus planes, debes estar entusiasmada, aún teniendo muy poco de casados se notan tan enamorados y es lógico que ya quiera tener su propia familia. —Megan escuchó atenta sin saber nada de lo que estaba hablando, casi se atragantado con el baso de agua agua estaba tomando al escuchar a la mujer, pero apenas sintió el ligero apretón en su muslo reaccionó. ¿Qué cosas estaba diciendo? Miró de reojo a Marco tratando de obtener alguna explicación, aunque claramente sabía que en ese momento no iba a poder dársela como ella quería. Tal vez se las hubiera podido dar si no hubiesen pasado todo la tarde peleando. En un principio Megan pensó mandar todo a la mierda, al final de todo el problema era de el, pero sus amenazas siempre le provocaban escalofrío, sabiendo que las cumpliría si hacia algo que no le gustará.

—¡Oh claro! La familia es lo más importante, ¿verdad AMOR? —Megan le regresó el gesto de tocarlo en la pierna por debajo de la mesa, pero al sentir la firme y musculosa pierna de su esposo se tensó. Sus pensamientos volaron a otro lugar sin quitar su mano del mismo sitio, pero la señora Prite la llamo, atrayendo su atención de forma estrepitosa.

—Cuéntanos más por favor. —La rubia reaccionó de nuevo y puso una gran sonrisa de póker face mirando a D’mont, estaba aterrada, pues no tenía ni puta idea de que trataba la conversación. Y maldijo, si tan solo él le hubiese dicho que le harían preguntas se hubiera preparado. Lo peor de todo es que no era nada buena para mentir, así que iba a tener que hacer lo mejor que podía.

—Como se los comentaba, nuestro objetivo es que nuestros hijos puedan tener un entorno seguro... —Marco empezó a hablar, sabía que había sido un error no haberle dicho nada de lo que tenia planeado, solo esperaba que todo saliera bien.

—Si lo sabemos, pero estamos interesados en lo que pueda decir Megan de eso. —Le interrumpió Pride. Estaba más que claro que la pareja estaba más interesada en lo que podía decir la rubia.

Los presentes la miraron expectantes mientras ella tragaba grueso antes de empezar a hablar. Obligo a su mente a pensar en algo rápido, pero era terriblemente frustrante que cuando tratara de hacerlo, menos ideas se le venían a la mente, era como si se quedara en blanco.

—Bueno... Marco y yo tenemos muy poco tiempo de conocernos, pero cuando amas a la persona correcta no hay tiempo exacto para saber que quieres pasar toda la vida con ella, fue así que me paso con él —Megan dijo seria, optado más por la idea de si ella y Marco tuviera una relación en verdad, creo que eso serviría más, siguió diciendo sabiendo de ante mano como D’monte la miraba expectante, tal vez no se esperaba su respuesta.

—Lo ves George, eso es el verdadero amor. —Sonrió la señora Pride, encantada con sus palabras. Megan pudo suspirar al pasar esa prueba, al menos había salido bien—. ¿Cómo ha sido tu relación con D’marc?, él debe ser todo un caballero contigo, lindo que te cuida y ama como a nadie ¿cierto? —Alice río irónica y asintió enseguida.

"¡Oh si, claro!" Pensó la rubia. No tenia ni idea se lo mucho que su amado esposo la cuidaba y amaba haciéndola feliz. En ese momento quería vomitar de tanta blasfemia que estaba saliendo de su propia boca, empezado por decir que lo amaba cuando lo único que sentía por el era un rencor inigualable. Sin embargo, hizo el esfuerzo de seguir con su papel de esposa abnegada y siguió.

—A veces es un poco enojón y me mira con sus ojos furiosos pensando que me asusta y que es por eso que sedo en todo, pero en realidad solo lo hago para que no siga frunciendo el ceño, se ve muy feo cuando lo hace. —Megan miró a su esposo de soslayo, lo que acaba de decir no era del todo mentira, muchas de las veces así se comportaba y no le llegaba a admitir en su momento—. Como ahora ¿lo ven? —Lo señaló. Los tres rieron ante la escena y es que no era que Marco se viera mal como decía, si no todo lo contrario, en realidad se veía muy tierno cuando un pequeño surco se formaba en su frente. Entonces Megan pensó en lo atractivo que era Marco aún tratando de verse mal, era algo curiosos, pero en seguida sacudió su cabeza para no seguir pensando más en eso.

—Estoy aquí y escucho todo por si se lo preguntaban —dijo el azabache un poco ofendido, sin embargo, con una pequeña sonrisa graciosa, había entendido el plan de Megan así que le seguiría el juego. Y así volvieron a reír mientras comían y bebían muy a gusto, se encontraba tranquilo, al menos podía decir que el peligro había pasado, y es que sólo tenía que ver cómo Megan tenía a los Prime en la palma de su mano, era un maldito don que no llegaba a enteder, por que el estaba igual que ellos.

—No, en serio, Marco me cuida muy bien y estoy segura de que no pude casarme con un mejor hombre que él. —Megan se quedo callada al darse cuenta de lo que había dicho, en realidad no tenía planeadas decirlas, simplemente habían salido como vomito verbal. Ambos se miraron preguntándose si aquellas palabras eran verdaderamente genuinas, para ninguno de los dos estaba claro, pero más que eso, el azabache se preguntó por qué Megan había podido decir todas esas palabras sin ningún esfuerzo. ¿Pensaba eso de él o solo seguía actuando?

—Ya bésense, por favor —El señor Pride aclamó emocionado haciendo que ambos reaccionarán negando enseguida, un beso era llegar a los extremos, definitivamente era un no de parte de Megan, jamás se dejaría llevar por el momento, estaba más que segura—. Por favor, no saben lo mucho que nos gusta conocer a parejas tan enamoradas como ustedes, que se miran mutuamente como si no existiera nadie más en su universo. —¿Así se miraban? Se preguntó Megan No podía ser posible, si lo único que enmendaban sus ojos era odio y rencor hacia Marco, debían estar equivocados, si eso debía ser, entonces ¿Qué estaba haciendo?

Megan se acercó primero, palpando cuidadosamente el pecho de su esposo, mientras lo miraba de una manera que ni ella misma entendía, solo sabía que necesitaba hacer esto, por el plan por ella, que más daba, simplemente lo necesitaba y queria, sentirlo tan cerca la puso nerviosa, sin embargo, no se detuvo, siguió.

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