Capítulo 33

“¡Sí!” grité y me dejé llevar por las lágrimas, con la cabeza entre las manos.

—No pretendo hacerte llorar, gatita. —Se inclinó más, buscando la mía. ¡Ni hablar! Intenté apartar la mano, pero insistía. Me atreví a mirarlo. ¿Era mi dolor lo que se reflejaba en sus ojos? Tragó saliva, como si ocultar...

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