Capítulo 8: Deuda

Su piel ya estaba mojada por el sudor gélido causado por el miedo, pero esa última secreción le provocó un cosquilleo en la frente; sin embargo, estaba tan aterrorizado que no se lo secó ni se rascó.

Sus ojos, bien abiertos, observaban al descomunal lobo, que se acercaba a él con una advertencia si...