Capítulo 23 Capítulo veintitrés

Salgo del restaurante sin mirar atrás. No sé si me sigue alguien, y tampoco me importa. El aire fresco me da en la cara, pero ni así se me baja la rabia.

Me apoyo contra una columna y cierro los ojos. Siento el corazón en la garganta, el pecho ardiendo y los ojos queriendo traicionarme.

—¿De verda...

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