CAPÍTULO 082: Una pequeña victoria

Se me tensa la mandíbula. Miro a Maya, quien asiente. No hay vuelta atrás ahora.

—Sí —digo.

Un murmullo recorre la sala del tribunal.

Roth se lanza.

—Sí. Aceptaste. Tú, la victimizada señora O’Brien, consentiste en abrir tu matrimonio. Entonces, ¿por qué estamos aquí hoy? ¿Porque las cosas no s...

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