Capítulo 30

—¿Qué? —pregunté con cautela.

Él sonrió.

—Mi consola de videojuegos. ¿Qué pensaste que te pediría?

Abrí los ojos como platos.

Creo que yo era la malpensada.

Me escabullí de entre sus brazos, su mirada me ponía nerviosa. Él lo notó, por eso me miraba así.

—No pensé nada —mentí.

Abrí la pue...