Capítulo 48

Sus ojos seguían cerrados, pero su respiración delataba lo que mis caricias provocaban en él. Su piel erizada, el leve temblor de sus músculos, la manera en que su pecho subía y bajaba más rápido de lo normal… Y no, no era por el frío.

Pasé mis dedos nuevamente sobre su abdomen, disfrutando cada es...