Capítulo 50

Cuando llegué a mi casa eran casi las cinco de la tarde. Lo primero que hice al abrir la puerta fue mirar a todos lados. Mi corazón latía como loco, me sudaban las manos y me temblaban las piernas. Parecía una ladrona que temía ser descubierta.

Después de observar con atención, no escuché ruidos, n...