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P.O.V. Rebeca

—Gracias por lo del otro día —le digo, entregándole su abrigo de nuevo.

—No pasa nada. Así que finalmente puedo guardar tu número de teléfono —dice, ya que esta mañana le llamé para encontrarnos y ahora no estoy segura de si vamos al restaurante que me mencionó.

—Sí, no eres una mal...