Capítulo 5 5

19 años más tarde

La actualidad, 2019

—Odio cuando te haces esas cosas en el cabello. ¿Qué van a pensar en la escuela de ti o de nosotros? —se quejó mamá al ver mi nuevo fabuloso corte de cabello, pero ella nunca está conforme con alguna de mis decisiones, cuestiona todo en mi vida, mi ropa, la forma en que pinto mis ojos, odia si me pinto las uñas o si uso ligas en el cabello.

Si fuese por ella solo usaría una cola de caballo a diario, ropa de colores tierra, pero serían prendas que cubriesen por completo mis brazos y piernas, porque mamá al ser católica, pero no cualquier tipo de mujer católica, ella es extremista, al igual que papá, pero él es un poco más flexible con las cosas que quiero, pero ella no, me hace la vida difícil y no entiendo por qué. ¿Cuál es el problema con que use ganchos de colores en mi cabeza? ¿es cierta su teoría de que si uso muchos accesorios aprenderé menos en la escuela?

Mamá dice que el pintauñas rojo causa distracción, bajará mi coeficiente intelectual y que despertaré la atención de chicos indeseables, pero no, no es de esa manera.

Mamá cree lo peor de mí simplemente por el hecho de que sea un poco vanidosa, pero el hecho de tener algo de vanidad, cree que automáticamente me convierte en una chica que va a estar siempre buscando la atención masculina, cree que le coqueteo a todos, que me emborracho cuando salgo con Camila, mi hermana mayor que es hija de un matrimonio anterior de papá, pero vive con nosotros.

Aunque mamá no le habla casi, la detesta por motivos obvios, sé que no la quiere por ser hija de papá con otra mujer, pero eso no me importa, es mi hermana, mi mejor amiga en el mundo y ella la ve como la peor influencia posible, pero lo que no sabe es que cuando salgo con ella, nos ponemos a jugar videojuegos sin parar y no a beber como ella cree, comemos golosinas, caramelos o cuando nos vemos en las madrugadas nos ponemos a correr por una o dos horas, porque Camila quiere ser atleta profesional y me fuerza muchas veces a hacer actividades físicas que odio, me hace correr por horas, subir a montañas, a veces nadamos en el lago y termino completamente agotada, pero ella nunca está conforme y se exige cada vez más.

Mi nombre es algo caótico, fue una especie de equivocación porque mamá quería que tuviese un nombre bíblico como tal vez Sarah, Ruth, María, etc, pero al tener a varias mujeres en la familia usando esos nombres tuvo que descartarlos y al final, justo segundos antes de la cesárea, eligieron Helena por el fanatismo de papá con la mitología griega, pero con los años que siguieron, mamá odió mi nombre, dijo que era sinónimo de mala suerte, que traería cosas malas en mi vida por sus supersticiones sin fundamento, pero para mí el llamarme de esa manera me encantaba, Camila siempre me llama “Helena de troya” y siempre bromeamos con esto, esperando a que se libre la guerra de Troya por mi culpa.

—Ese nombre solo puede generar perdición —es lo que me dice siempre mi madre, pero no, por el contrario, sé que grandes cosas me esperan y no dejaré que ella ni su forma negativa de ver mi vida vayan a arruinar los planes que tengo, que son pocos, pero grandes y dentro de poco daría un paso muy grande, pero no como habría querido.

Mi vida hasta ese momento era tranquila, sencilla y no podía quejarme, a pesar de tener ciertas carencias económicas y desacuerdos con mis padres, que muchas veces se tornaban en algo físico, pero aún así nunca hemos pasado hambre, tenemos una casa muy linda que mamá se ha encargado de decorar, algo exagerado eso sí, pero es una casa hermosa, tenemos el auto familiar que ahora mismo nadie usa desde que ocurrió el accidente con papá.

El trabaja en una empresa bastante famosa de la ciudad que es conocida desde mucho antes de que yo naciera, es de esas marcas que es difícil que alguien desconozca. Papá ha trabajado para Nilsen casi desde que salió de la escuela, les dedicó su vida y amaba ese trabajo.

Papá trabajaba en el aérea de manufacturación ya que él es muy buen mecánico y soldador, la empresa es de vehículos de alta gama, papá trabajaba en el área de ensamble y le gustaba mucho, se llevaba bien con todos, en especial con su jefe, era su mano derecha y uno de sus mejores amigos a pesar de que se llevan una considerable diferencia de edad, tenían una relación personal aparte de la profesional y es por eso que cuando papá tuvo ese accidente horrible que por el fallo de uno de sus compañeros, una maquina de más de una tonelada lo tomó desprevenido cuando papá estaba agachado en el piso y así… perdió gran parte de su pierna y su carrera, ya no podría volver a trabajar, pero su jefe no lo dejaría desamparado.

Fue indemnizado y está a la espera de su pensión, pero como las cosas en Colombia son así, no recibirá la pensión completa, será un 75% del que solía ser su sueldo y como él era el único proveedor en casa, nos veríamos en serios aprietos que había que solucionar y además, esta tardaría meses en llegarle.

Camila al haber terminado ya la escuela, empezó a trabajar como entrenadora en un gimnasio, que era más o menos lo suyo al ser experta en temas físicos, pero aún así con su salario no alcanzaba y menos al tener que pagar tantas cosas en casa, el crédito de la casa, los tratamientos de papá y demás, es por eso que papá me pidió, o más bien, me exigió aportar también y le dio igual que estuviese en la escuela aún.

Un día simplemente tramitó un permiso de trabajo para mí y como en su empresa estaban tan avergonzados por lo que pasó, de inmediato aceptaron incorporarme en un cargo que sí podía manejar a mi edad, porque ser secretaria no debía ser algo tan complicado según él decía, pero trabajar y estudiar consumiría todo mi tiempo, pero no es como que pudiera hacer nada más.

No soy la primera ni la última que tenga que hacer estas cosas a mi edad. Pensé que tener 16 sería un poco más fácil, pero bueno, no tenía idea de cómo iba a cambiar mi vida al pisar esa empresa.

—Bueno, ahora que ambas estamos ganando buena plata, vamos a empezar a beber como dios manda —dijo Camila la noche antes de mi ingreso, porque aún no había ni siquiera pisado la empresa. Mañana firmaba contrato y sé que debería estar nerviosa, pero no, no lo estaba. Me emocionaba porque ganar dinero era como una meta cumplida. Trabajaría en las tardes y en la mañana iría a la escuela, estoy en último año y por supuesto, estudio en una escuela católica, mamá hubiese querido que fuese una femenina, pero no todo se puede en esta vida.

—No puedo pagar por alcohol ahora, ni empiezo a trabajar aún. Estoy tan pobre que creo tendré que caminar tanto al trabajo como a la escuela sin importar que uno quede en el norte y el otro en el sur.

—Sí, pero en quince días te pagan y ya estoy guardando, vamos a escalar ese fin de semana a Magdalena y luego, en la cima nos bebemos una botella de Tequila hasta quedar inconscientes.

—Vaya, tal vez mamá tenga razón y seas mala influencia —bromeé y ella rompió en risas.

—Ahora que soy una adulta independiente, voy a vengarme un poco y ser la mala influencia que nunca fui. Haré de ti una ebria profesional, que te tatúes, te hagas piercings y que no te dejes cambiar el nombre —dijo y chasqueé la lengua—. Con respecto a tu movilización, ¿por qué no usas el auto de papá? Mamá no sabe conducir, él ya no podrá hacerlo pues… por cosas obvias y yo trabajo a dos calles de aquí, te serviría a ti que debes ir a dos lugares al día. Yo te presto, así llenas el tanque de gasolina.

—Oh bueno, yo tengo el pase de conducción, lo único es que papá acceda a darme el auto.

—Tómalo y ya, no seas tonta. Si no lo usas tú, se pudrirá en el garaje —dijo y la vi doblar las prendas que debía usar mañana.

Camila siempre me ha cuidado, está pendiente de mis cosas, lo que necesite y es buena conmigo en general. No nos parecemos en nada porque ella es muy parecida a su mamá, ella es alta, tiene un excelente estado físico por lo que mencioné anteriormente, usa el pelo corto, cosa que mamá odia porque dice que eso la hace parecer homosexual, por supuesto mamá es homofóbica, nosotras no, pero Camila desde que la conozco siempre le han gustado los chicos y la he visto llorar mil veces por uno que otro chico porque siempre le pagan mal. Camila es guapa, llama mucho la atención y usa muchos aretes, maquillaje, le gustan los zapatos altos y se viste elegante cuando puede, casi que no sucede porque siempre anda con ropa deportiva, pero de resto parece que fuera a una fiesta a diario.

Por mi lado soy totalmente distinta, no soy alta, mido alrededor de 1,65cm apenas, ella se ríe de mí diciendo que parezco un duende, pero bueno, no es como que pueda cambiar eso.

Tengo el cabello oscuro, lacio y lo que más me caracteriza de todo son mis cejas, son muy pobladas y es por eso que mi hermana cada semana me las arregla o sería un desastre. Mis compañeros desde que tengo uso de razón han intentado enviarme cartas, invitarme a salir de algún modo, pero mi madre que realmente es mi karma hecha persona, cada vez que veía una carta de algún chico, llamaba a su madre y de esa manera me ha hecho imposible poder salir con alguien al menos por primera vez, va constantemente a la escuela a ver mi rendimiento, habla con los profesores por si me ven en algo, con algún chico o lo que sea y de esta forma ha controlado mi vida a más no poder y no sé qué hacer.

Creo que tendré que irme de casa apenas cumpla la mayoría de edad o moriré siendo una solterona, aunque bueno, su sueño es que yo sea ama de casa, pero ella quiere o más bien, me exige que me case con alguien maduro, que sea profesional, atento, de familia… es decir, quiere que me case con un hombre mayor, mucho y no, ni mierda.

Sí quiero casarme y no porque ella me lo diga, pero… aún no, no pienso en esas cosas, solo quiero estudiar, lograr cosas y ya más adelante sí lo haré. Entonces así era mi vida hasta ese momento, solo soñando con las cosas que iban a venir, pero… no tenía idea de cómo mi vida en tan solo unas horas, cambiaría para siempre.

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