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Me asomé al balcón, permitiendo que la brisa fresca de la mañana acariciara mi rostro. El sol se alzaba lentamente, proyectando un brillo dorado sobre el cielo impecable. Debería haber sido el comienzo de un hermoso día, pero no encontraba alegría en ello. Mi corazón se sentía insoportablemente pesa...

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