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El golpe en la puerta me despertó sobresaltada. No fue fuerte ni urgente, pero después de años de entrenarme para dormir en estado de alerta, el sonido fue suficiente para sacarme de mis sueños. Mis ojos se abrieron de inmediato.

—¿Quién es?— pregunté con voz ronca y adormilada.

—Soy yo... Kenzo— ...

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