62

Despertar fue una agonía. El dolor martilleaba en mi cráneo como si estuviera a punto de romperse. Mi visión era inútil detrás de una gruesa venda, y mi boca estaba amordazada. Las cuerdas se clavaban en mis muñecas y tobillos, atándome firmemente como a un animal destinado al sacrificio. Un frío he...

Inicia sesión y continúa leyendo