Capítulo 32

Después de asustarla al pedirle que se mudara conmigo, era hora de ir al restaurante. El SUV seguía estacionado en la calle, realmente espero que no sea quien pienso.

—¿Te comió la lengua el gato? —le pregunté mientras caminábamos hacia el ascensor.

—No, solo me sorprendiste un poco.

—Bueno, es ...

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