Segunda tentación: La lujuria

Pero mientras se levantaba para quitarse la tierra de las palmas... lo sintió.

Una mirada. Observando.

Se giró bruscamente. Un ruido entre los arbustos. Otro testigo.

Avanzó furioso y sacó a un hombre del arbusto tirándolo por el cuello de la camisa—un granjero canoso, con el rostro pálido de ter...