Capítulo 28

Estábamos tumbados en el sofá de la sala, después de una tarde muy, ehm, emocionante. El cuerpo de Steve estaba encima del mío, y sus manos recorrían cómodamente mis muslos, caderas y cintura mientras nos besábamos. Habíamos estado allí un buen rato, al punto de hacerlo "feliz" por milésima vez en e...

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