Una decisión desesperada

—No importa lo que digas, Lucy. Mis ganas de descuartizarte no cambiarán, preciosa —masculló con cierta tristeza en su voz, no obstante, su semblante era imperturbable, incluso cuando me veía llorar desconsolada, se notaba a kilómetros de distancia lo placentero que era ese momento para él—. Así son...