Una dura promesa

Aparté sus manos con delicadeza, y reinicié mi caminata de nuevo, sin embargo, esta vez fue Cody el que me agarró con fuerza de uno de mis brazos. Levanté mi mirada lentamente, casi con desánimo, no me sentía viva, solo era un cascarón vacío que de a poco se hundía más en la miseria.

—¡Lucy, no lo ...