No es una alucinación

—Doctora Wolfang, ¿podría volver a su asiento, por favor? —farfulló ese hombre, al ver que yo no daba señales de querer pararme de allí.

La mayoría de los que me rodeaban me lanzaron miradas cargadas de mofa, y algunos entre risas se cuchicheaban cosas.

Parecía como si él adrede hubiera hecho ese ...