Capítulo 125: El tercer amante

Los labios de Armand se curvaron en una sonrisa sombría, llena de años de resentimiento reprimido.

—Incluso se acercaron más cuando mi padre le pidió que pintara el Orfanato Celestial. No sé qué hizo que mi padre estuviera tan obsesionado con esa pintura... Era todo para él.

Su voz vaciló por un m...

Inicia sesión y continúa leyendo