Capítulo 32. Pasión

Madison

Es una Madison que no reconozco, tiemblo a sus caricias, tiemblo como una gelatina cuando sus manos comienzan a retirar mis dos piezas de seda con toda delicadeza y tiempo, la respiración de ambos es agitada. La habitación está iluminada solamente por la luz de la luna que entra a través de...