Esperanza

Madox miraba una y otra vez el papel en su mano con la dirección de un lugar remoto del otro lado del país. Una zona costera que apenas si tenía una población de más de 1 000 personas. ¿Qué demonios hacía él recibiendo una llamada desde allí?

Aun cuando esa pregunta cruzaba su mente, su corazón latí...