38 Los males del amor

Savannah

—Qué disfruten la velada —se despide el hombre, quien se gira y se marcha de la habitación.

Miro las rosas y luego subo la mirada hasta los ojos azules de Roan.

—Son preciosas, te lo agradezco, me ha encantado —le hago saber con una sonrisa sincera.

—Seguramente ya estás acostumbrada a ...

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