Capítulo cuarenta y cinco: Más daño del que puede soportar un corazón

El capitán de los asesinos de Marseir estaba equilibrado de manera precaria a cien pies de altura en la sombra de la torre más alta del castillo, pensando con ironía que ya estaba demasiado viejo para este trabajo. Erin estaba por cumplir cincuenta este año, la misma edad que su amo, el Duque Marsei...

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