Diez

—¿No es esa una bandera de maricón? —su declaración es oscura y cargada de violencia, un sonido que se refleja en las risas de los que lo rodean. Zayd y Tristan no se ríen, pero parecen disfrutar de mi dolor, dejando que sus seguidores hagan el trabajo sucio por ellos.

—Señor Hannibal, ¿le gustaría...

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