Suavidad, Calor y Humedad

—No voy a romper, lo prometo —susurré cuando ella dejó de besarme. Su mano recorrió mi cabello, los dedos deslizando suavemente alrededor de la cinta en mi cabeza. Sus ojos observaron la herida antes de volver a posarse en mi rostro.

—No puedes romperte —dijo ella.

—No lo haré —le aseguré.

Y con es...

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