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CALLAN

Dos horas.

Eso fue lo que tardé en calmarme y regresar a su sala. Y durante esas dos horas, caminé por casi todos los pasillos del hospital como un fantasma, evitando la mirada de los guardias e ignorando sus saludos.

Todo lo que formaba el fondo de la escena se ahogaba con el latido en mi...

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