Capítulo 34

—No quiero hacerte daño. Pero olvidas, humano. No puedo follarte sin permiso o, en mi caso, sin matarte, pero no puedes rechazar nuestro toque mientras sea por encima de la cintura— susurra, rozando mi pezón con el pulgar.

Aprieto los dientes, mirando por la ventana, decidida a no estar presente si...