Nadine

—¿Qué demonios hacías en mi oficina? Dejé claro que no te meterías en mis asuntos, y yo no me metería en los tuyos. ¿Entonces por qué estabas husmeando en mi oficina?

—¡No te atrevas a darle la vuelta a esto, maldito manipulador! No te importa nadie más que tú mismo.

—Sí, es verdad. Entonces, ¿por...

Inicia sesión y continúa leyendo