Epílogo: My Phobos (Parte VIII)

Tadeas asiente con entusiasmo a la pregunta de su tío, lo que hace que la sonrisa de Deimos se ensanche aún más.

—Entonces dame tu mano.

Me arrodillo junto a él y de inmediato se lanza hacia mí, aferrándose a mi blusa como si su vida dependiera de ello, mirándome con ojos llorosos, rogándome que t...