Nuestra Reina - Parte II

Sus nudillos rozaron suavemente mi mandíbula mientras se inclinaba para darme un tierno beso en la mejilla derecha. —Mi fresia. La profundidad de su voz me dejó inmóvil, la sensación de sus labios sobre mi piel nunca dejaba de provocar mariposas en mi vientre. Pero había comenzado a volverme codic...